lunes, 6 de septiembre de 2010

ALICE RAHON






Estamos a un par de dias de inaugurar México Surrealista y hoy hablaremos un poco de la obra de Alice Rahon, una de las figuras más importantes del surrealismo en México.

El mundo de Alice Rahon es un mundo de sueños. En sueños se transporta a las míticas cuevas donde antiguos pobladores -a quien sólo imaginamos-, las iluminaron con primitivas pinceladas multicolores, queriendo dejar constancia de su propio mundo, de sus preocupaciones, de sus vivencias. Alice Rahon, las visitó y de allí nutrió su visión, su mirada del trazo, por su frescura, por su penetrante sabiduría.

Si capturamos la belleza plástica de las antiguas culturas: europeas, americanas y mesoamericanas de manera particular, entenderemos el mundo onírico de Alice Rahon, su simbología, la belleza de sus imágenes, la luminosidad de cada una de sus obras.

Cuando contemplamos la obra plástica de Alice Rahon no nos cabe duda acerca del impacto que en ella causaron sus visitas y estancias en países de profunda magia: LA India y México. Las cuevas de Altamira, su contacto con el budismo, su cercanía con el paisaje monumental de nuestro país, con el colorido de las fiestas nacionales, con el arte popular; su aproximación a culturas nigrománticas como la huichola, más su conocimiento de pintores como Paul Klee, Rufino Tamayo, Frida Kahlo, Diego Rivera, Pablo Picasso, Tanguy, la conducen a propuestas francamente inquietantes. Alice Rahon echa mano de diversos elementos para integrar su obra, lo mismo trabaja a óleo sobre madera que sobre madera, combina la pintura de aceite con arena; se arma de pincel para consumar composiciones como la serie Cristales del espacio, e igual dibuja tinta para ofrecernos asuntos que nos recuerdan a Joan Miró.

Alice no se detiene, para ella que todo lo observa y todo lo absorbe, no deja de hacer en su intelecto ni en su emoción el carácter primitivo de la hulla del arte de las cavernas; por lo tanto, aparecen figuras que remiten a los textiles y tallas de los indios norteamericanos; las siluetas de pirámides, perfiles volcánicos, soles y lunas, indígenas de México; los fuegos de artificio que brotan de las manos, mágica de los artistas populares- que hacen uso de la pólvora un ingenio-, también encuentra lugar en las telas y en los espacios pictóricos de Alice Rahon, a los que llena de color y magia.

Estudió arte con su padre y con Wolfgang Paalen quien se convertiría en su esposo y con quien viajó a México, donde realizó gran parte de su obra y donde participó en la Exposición Internacional del Surrealismo, celebrada en 1940. Expuso en diversas galerías de México, estados Unidos Y Europa. Además de su importante labor pictórica, destacan tres poemarios publicados entre 1936 y 1931.

Pese a que Alice Rahon llegó a México en 1939 por invitación de Frida Kahlo y Diego Rivera, para formar parte del grupo de artistas exiliados en México, entre los que se encontraban Remedios Varo y Leonora Carrington, la producción plástica de Alice Rahon se alejó de las propuestas de sus contemporáneos pues destacó en el uso de diversas técnicas como, dibujo, collage, pintura y arte-objeto además de innovar al mezclar arenas, como lo hacía Rufino Tamayo, con quien estableció una gran amistad.

Alice Rahon, cuyo verdadero nombre era Alice Marie Yvonne Philppot, no solo demostró su versatilidad al mudarse de su natal Francia hacia nuestro país, sino que, además, demostró su profunda calidad artística al mudar (ó evolucionar) su cálida y febril expresión poética hacia un terreno más natural: la de los pinceles, avivada por la pasión por el surrealismo, reprodujo mediante la pintura el color, el paisaje y las culturas indígenas, particularmente la magia vinculada a la religión, generando un exquisito trabajo plástico.

Aunque se inició como poeta dentro del grupo surrealista parisino, fue en México donde se dedicó principalmente a la pintura e incursionó además en actividades vinculadas al teatro y al cine: escribió el guión y diseñó los personajes para: ‘El Ballet Orión’ en 1946, donde la artista imagina un espectáculo a partir de cinco figuras, realizadas sobre cartón negro; cinco personajes que representan las constelaciones y que pretende convertir en marionetas, proyecto que nunca llega a realizarse, pero quedan los bocetos de los títeres, y el guión. y realizó, además, con Edward Fitzgerald, una película titulada “Les Magiciens.
Así como la primer mañana de invierno, la de Alice Rahon es una pintura que pese a nacer madura se mantiene fresca, sus cuadros aunque se hallan inmersos en la abstracción representan algo concreto, un profundo amor con los fenómenos naturales que desembocan en un particular dominio cromático.

Destaca un conjunto de dibujos pintados con pincel sobre cartón negro que titula genéricamente ‘Cristales del espacio’. Éstos, semejantes a estructuras alámbricas, evocan títeres, telas de araña, conjuntos híbridos entre vegetales y animales cósmicos que parecen aglutinarse y erigirse ante la alegre cadencia de vertiginosas piezas musicales, en los que se halla ausente la melancolía que distingue algunos de sus versos: “Una mujer que era bella, un día, arrancó su rostro, su cabeza quedó lisa ciega y sorda”, fragmento contenido en su poema: de ‘À même la terre’, de 1936, da muestra de este latente claroscuro.

La naturaleza y los animales son los principales protagonistas de las escenas que representa, aunque también suelen encontrarse vistas de ciudades imaginarias, de ensueño, fiestas, y en ocasiones, retratos metafóricos de sus amigos, como en ‘Hombre atravesado por un río’, homenaje a André Bretón, ‘El hombre pájaro’, homenaje a Max Ernst, o ‘La balada de Frida Kahlo’

sábado, 4 de septiembre de 2010

WOLFGANG PAALEN




Wolfgang Paalen era el primogénito del comerciante judío austríaco e inventor Gustav Robert Paalen, y su esposa alemana, la actriz Clothilde Emilie Gunkel.

Los primeros años de su vida los pasó entre Viena y Styie donde su padre tenía un centro de salud de moda. En 1912 la familia se trasladó a Berlín y a la ciudad silesia de Zagan, donde su padre había adquirido un castillo, el St. Rochusburg.

Wolfgang Paalen estudió en diversas escuelas de Sagan, antes de que sus padres contrataran a un preceptor particular. En 1919 la familia se trasladó a Roma, donde los Paalens recibían a muchos invitados, tales como Leo von König quien se convirtió en el primer maestro de Wolfgang. En 1924 regresó a Berlín donde intentó sin éxito ingresar en la Academia. En 1925 expuso en la Secesión de Berlín y profundizó en su formación estética, influido hondamente por Julius Meier-Graefe, Nietzsche, Schopenhauer y la teoría de la Gestalt de Max Wertheimer. Después de otro año de estudios en París y Cassis (1925/26) donde conoció a Jean (Janco) Varda y Georges Braque, visitó la escuela de arte de Hans Hofmann en Múnich y Saint-Tropez hasta 1928. Después de 1928 estuvo de nuevo en Cassis y París, estudiando brevemente con Fernand Léger.

De 1931 a 1936, Wolfgang Paalen participó activamente en la asociación Abstracción-Creación dedicada al arte abstracto junto, entre otros, al pintor suizo Kurt Seligmann («Personajes en una gruta», 1933).

Después de sus primeras exposiciones den la Galería Vignon, luego la Galería Pierre, en París, se incorporó al grupo surrealista parisino formado alrededor de André Breton en 1936, participando en todas sus principales exposiciones.

«Me parecía dejar un ambiente de sordomudos, para encontrarme finalmente con hombres enteros. Solamente dentro del surrealismo encontré la experiencia entera vivida, el heroico intento de una síntesis integral que no admitía más separaciones arbitrarias entre la expresión plástica y la poesía, entre la poesía y la vida».

Hacia 1937, Wolfgang Paalen inventó la técnica del «ahumado» (fumage) que, a partir de los rastros de humo producido por la llama de una vela sobre la superficie de una hoja de papel o de una tela con pintura aún fresca, permite la interpretación, o la sugestión, de tantas imágenes involuntarias, de un modelado vibrante y de un negro aterciopelado. Con este médoto, Paalen realizó sus cuadros más espectaculares: «Paisaje médusé » (1938), «Combates de los príncipes saturnianos, III » (1939). André Breton vio en estas «figuras desmesuradas de un teatro de sombras, [los] rizos de la mujer amada hasta perderse de vista en las tinieblas... ».

Viajó a Nueva York en mayo de 1939. En otoño del mismo año, a raíz de una invitación de Frida Kahlo, se refugió en México. Con el pintor César Moro, organizó la primera exposición internacional del surrealismo en México (1940), luego fundó con Gordon Onslow-Ford la revista «Dyn» (1941). Con el texto «Adiós al surrealismo» se distanció de Breton (1942), con el que no se reconcilió hasta 1951, en una visita a París. Se nacionalizó mexicano en el año 1947. Ese mismo año se divorció de la artista Alice Rahon.

Wolfgang Paalen se suicidó en 1959.

viernes, 3 de septiembre de 2010

JACQUELINE LAMBA






Fue una pintora francesa nació en 1910 en Párís y murió en 1993 en esa misma ciudad.

Jacqueline Lamba Breton estudió artes decorativas en París. En 1934 se casó con Andre Breton y fue sujeto de muchos de sus poemas de esos años, incluyendo "La Nuit de Tournesol' el cual anticipaba su reunión.

Comenzó a exhibir objetos y pinturas con los surrealistas.Cuando llegó a Nueva York, desarrolló el automatismo en series de intensas pinturas prismáticas.

Se separó de Breton en 1943 y después se casó con el escultor y fotógrafo americano David Hare.

Su primer exposición individual en laNorlyst Gallery,de New York,fue en el año de 1944. También expuso su obra en el Museo de Arte Moderno de San Francisco en 1946 y en la Galerie Pierre, Paris en 1947.

En sus últimos años, vivió recluida en su estudio de París, desarrolló la enfermedad de Alzheimer's en los últimos cinco años de su vida.

MARIA IZQUIERDO

María Izquierdo (1902-1955) fue una pintora mexicana nacida en 1902 en San Juan de los Lagos (Jalisco) con el nombre de María Cenobia Izquierdo Gutiérrez. Fue la primera pintora mexicana en exponer sus obras fuera del país en el año 1930. Su primera exposición tuvo lugar en el Art Center de la ciudad de Nueva York. Murió en la Ciudad de México, el 2 de diciembre de 1955.

A los cinco años de edad perdió a su padre y desde pequeña, su educación fue delegada a sus abuelos. La infancia de María Izquierdo es probablemente la razón de sus fuerzas libertarias como artista. En sus primeras obras, las que comprenden el período de 1927 a 1930 muestran su entorno más inmediato: retratos de sus seres queridos y amigos así como, naturalezas muertas y paisajes. Los paisajes revelan mucho del entorno que la envolvió en su tránsito desde su infancia rural y la vida adulta en la ciudad de México. En algunas de sus obras aparecen incluso algunas industrias, las cuales existían contundentemente en el entorno y que de esa manera, en 1930 llevó a cabo una composición de la cementera La Tolteca, con la que participó en un concurso artístico convocado por la misma empresa y que le otorgó una mención honorífica especial del jurado.

En 1927 ingresó a la Academia de San Carlos en donde estudió durante un año. En ella tuvo a algunos maestros como Germán Gedovius y a Manuel Toussaint, aunque cabe mencionar que la influencia más profunda la obtuvo de Rufino Tamayo.

Aún siendo una niña, migró a Aguascalientes y después a Saltillo, Coahuila. Se casó con un hombre mayor, y ahí hubo de convertirse en mujer y madre. De este matrimonio hubo razones lógicas por las que se separó y escapó para después establecer una relación sentimental con Cándido Posadas Izquierdo.

Hacia finales de los años 20, ingresó en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en enero de 1928, y se mantuvo como alumna de la antigua academia de San Carlos hasta junio de 1929; Fue ahí donde se matriculó en la clase de pintura de German Gedovius, el cual impartía la clase de colorido y composición, y años más tarde en pintura de figura. Cursó historia del arte con Antonio Caso y dibujó con Alberto Garduño. Tomando en cuenta que María Izquierdo llevaba relativamente poco tiempo en la Academia, comenzó a asistir a cursos avanzados siendo que era una novata; incluso el maestro Germán Gedovius le concedió permiso para no asistir a la escuela y pintar y estudiar desde su casa ya que como el decía: "la muchacha tenía mucha cabeza para la pintura".

En el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México, había una galería de arte la cual estaba atendida por los pintores Carlos Mérida y Carlos Orozco Romero. En esa galería se llevó a cabo la primera exposición de María Izquierdo, la cual fue muy comentada por las publicaciones de la época. La introducción al catálogo fue escrita por Diego Rivera, el cual era ya Director de la Escuela Nacional de Bellas Artes. En ese texto plasmó el gran desarrollo que había tenido la joven pintora, a la cual definió como una de las personalidades más atrayentes del panorama artístico y uno de los mejores elementos de la academia, considerándola "un valor seguro; seguro y concreto".

También surgieron muchas reseñas periodísticas sobre sus trabajos. Retrato de Belem, el cual es de sus primeras obras de las que se tiene conocimiento, es un retrato en el cual abandonaría el uso de la perspectiva académica, explorando y proponiendo en el terreno de lo compositivo.

Sin duda llevar a cabo este tipo de acciones significó cuestionar lo que había aprendido con su maestro German Gedovius, el cual le exigió un esfuerzo técnico totalmente distinto. Muchas de sus composiciones, realizadas por María en 1929, rememoran en buena medida los trabajos de las escuelas de pintura al aire libre, las cuales visitaba frecuentemente. Otra gran influencia que tuvo en esta época fue la del pintor mexicano Rufino Tamayo, el cual impartía clases en la Escuela Nacional de Bellas Artes y tenía afinidad con los proyectos de Diego Rivera. Entre María Izquierdo y Rufino Tamayo hubo una relación profesional y afectiva que duró mas, a pesar de que Rufino abandonara la institución. Existen semejanzas entre sus pinturas en el período de 1929 a 1933, aunque cabe mencionar que Rufino Tamayo nunca fue dado a formar discípulos.

Al año siguiente (1930), en el Arts Center Gallery de Nueva York se celebró su primera exposición individual en los Estados Unidos, colocándola como la primera expositora mexicana en ese país. Su exposición contemplaba catorce óleos que incluían naturalezas muertas, retratos y paisajes. En ese mismo año la American Federation of Arts presentó en el Metropolitan Museum of Art una exposición de arte popular y pintura mexicana que incluyó obras de Rufino Tamayo, María Izquierdo, Diego Rivera y Agustín Lazo, entre otros.

Actualmente la mayoría de sus obras se encuentran en manos de extranjeros y muchos de sus restantes trabajos se encuentran perdidos. Su obra se caracteriza por el uso de intensos colores, y temáticas que van desde autorretratos, paisajes, naturaleza, hasta surrealismo.